domingo, 31 de marzo de 2013

Motas de polvo

Somos estúpidas motas de polvo que solo piensan en sí mismas mientras flotan en un espacio que no es suyo. Y se sienten reinas de la fiesta cuando chocan unas con otras en un baile que creen que nunca acabará. Pero de la nada han salido, y de repente desaparecerán, sin decir nada, irrelevantes en un escenario frío que no para de sucederse y caer.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Silenci

A vegades ve a visitar-me. Tothom pregunta pel seu nom. Però mai diu res. A vegades se'n va sense previ avís, com un mag fa desaparèixer la teva carta. De tant en tant és suau i tendre, o aspre i fred. És capaç de fer-me sentir lleugera. O pesant maldestre sobre la terra. Jo tampoc sé el seu nom.

Només caldria escoltar-lo.

Elogi a Joan Brossa i la seva exposició "Escolteu aquest silenci", 2013.

viernes, 22 de marzo de 2013

En clase de historia del arte

He necesitado que Roser me explique por segunda vez el Barroco para darme cuenta de que hay una parte tenebrosa dentro de mí. Una habitación oscura con columnas retorcidas y altas que buscan una solución divina a tanto pozo abismal. Un cielo nublado de grises telarañas que impiden que la luz del sol entre en mi corazón y lo sane. Ventanas hechas para la no-ventilación. Porque no quiero desintoxicarme. No quiero ver el exterior. Quiero quedarme aquí dentro, a oscuras, revolcándome en la mismísima mierda que, cubo a cubo, he ido coleccionando durante mis dieciocho años de vida. 

Sí, hay una parte de mí donde yace el Barroco, triunfante. Un lugar donde corre la teatral sangre y todos os ahogáis en ella. Todos los que estáis dentro de mí, claro, los demás se salvan. Un lugar donde cada lágrima corta las mejillas, donde los cuervos me arrancan los ojos todavía vivos, donde el tiempo no pasa, muerde.

Pero esta es solo una pequeña parte de mí. Que, sí, que a veces dejo que me inunde, pero normalmente la llevo bajo control. Y me doy cuenta de esto porque Marina está sentada a mi lado, escribiendo no sé qué. Y cada vez que la miro, me sonríe. Y cada vez que Roser hace un silencio, ella asiente.

De repente se gira, me mira, me da un papel y me dice "para ti". Es un dibujo calcado de su mano. En cada dedo hay escrita una aspiración. Cinco metas vitales. Cinco deseos hermosos.

Entonces entiendo que ella, Marina, es lo menos Barroco del mundo. Es la que me compensa la balanza, la que me salva de todo lo anterior.

jueves, 7 de marzo de 2013

Inocencia

- Creo en la bondad de la gent... - pero antes de que Inocencia pudiese terminar su frase, alguien le escupió en el ojo otra vez.

Paraguas


El cielo llueve para lavar la cara a los oscuros, los de manos limpias y alma sucia. Pero ellos han inventado un cutre aparato para proteger sus negras mejillas de la pureza de la lluvia. Desde que andan sobre dos patas se creen los dueños del universo. Y siempre quieren más. Que nada salga de la línea pintada o disparo. De mente especuladora y cuerpo esclavo. De intención sobrada y tiempo escaso. Huyen de la lluvia porque se sale de la línea. Porque el contacto con cada gota les duele, les arde, les deshace. Porque la naturaleza en forma de agua, al chocar con su corrupta piel, explota. Les molesta mojarse la cara porque se desmaquilla su nariz, se escurre el hollín de su pelo. Y quedan indefensos, mojados, débiles, desnudos. Y sienten el frío. El frío en crudo. El frío que da enfrentarse a la cruel realidad con el culo al aire. El frío que da darse cuenta de que, sin maquillaje, sin ropa, sin todo eso que en realidad les sobra, dejan de ser reyes y empiezan a ser lo que siempre han sido: pura consecuencia. Ese frío. El frío que da sentirse clavo en lugar de martillo.

Pero los oscuros, de mezquina inteligencia, han inventado ese estúpido aparato. Una pieza más de su armadura en la guerra contra el mundo y su sistema. Y ese aparato funciona casi siempre bien. Casi siempre.

Y el cielo, incansable, sigue lloviendo. Lucha por ese “casi siempre”.

Quiere lavar la cara a los oscuros.


Salomé y sus crayolas.

martes, 5 de marzo de 2013

La guerra del desgast


Estimar-te no hauria de ser clavar-me al terra i aguantar tes bufetades.
Estimar-me no hauria de ser ferir-me amb una mà i besar-me amb l’altra.
Tu i jo no hauríem de ser violència.

Però és.
I som.

No hauria de fer-me mal el cor de saber que m’estimes més que a tu mateix.
No hauria de fer-te mal el puny de ferir-te ferint-me sense voler.
No hauríem de fer-ho.

Però en fa.
I ho fem.

Fins que et deixi de fer mal veure’m plorar.
I jo et deixi d’estimar.
Mai.

Fins que un dels dos sigui més valent.
O fins l’esgotament.

Una energia que es desgasta dia a dia,
gota a gota de sang, suor i llàgrima.
Perduda.