sábado, 2 de febrero de 2013

Hombre Lobo

Hoy la Luna es grande.

Te hará enloquecer... Te convertirá en bestia, olvidarás tu pequeña parte civilizada y serás todo naturaleza salvaje, sin norma, sin límite, desbordante... Y estallarás como estallan los orgasmos precipitados. Éxtasis fugaz, casi completo. El marrón de tus ojos se desmayará y quedará tan solo pupila, negra pupila en tus ventanas, negra como la noche en soledad. Tu cuerpo dejará de ser cuerpo para ser objeto, y tu mente, desperdicio. Será tu espíritu mudable el que, convertido en puro instinto, te llevará a la acción. Y esa acción tan solo podrá ser una, única, irreversible... Amarás sin envoltorio, sin receta, sin arnés de seguridad... Amarás hasta hacer daño. Queriendo besar, morderás. Queriendo abrazar, ahogarás. Destruirás todo lo construido por tu breve paciencia y gozarás con ello. Tus caricias desgarrarán. Tus pies danzarán descalzos, y tus brazos, libres. Tus dedos buscarán la brutal belleza de la sangre. Herirán queriendo herir. Y, con el dolor, rugirás de placer a carcajadas. Perderás, aunque sentirás que estás ganando.

Pero, no temas, después se hará de día, tu mente olvidará la Luna y todo volverá a estar bajo tu control. Volverás a amar con precaución, con el temperamento que el marrón de tus ojos te otorga. La sangre te horrorizará de nuevo y besarás dulcemente las heridas hasta sanarlas. Volverás a construirlo todo con la calma y el silencio que deja una feroz tormenta. Volverás a ser tú el dominante, nadie más.

Sin embargo, en el fondo del laberinto de tu corazón, siempre imperará Ella. Grande y fuerte. Aparentemente hielo, pero más fuego que nunca... Y, de esto, lo siento, no podrás huir jamás.



Luna llena. Arte Matriz.


(A Winston Reeves, mi Hombre Lobo)

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