sábado, 2 de febrero de 2013

Contigo

A veces, muy de vez en cuando, me descubro a mí misma pensando en nosotras, en nuestro futuro... Juntas.

No suelo hacerlo, la verdad. Ya sabes que yo siempre he preferido pensar en el presente, en el ahora... Me resulta mucho más excitante, más fértil, más mío.

Pero de repente llega un día de esos en los que me pongo mística (quizá por haberme tomado alguna Voll-Damm traicionera, o por ser luna llena) y empiezo a soñar despierta... Y, bueno, ya sabes, cuando empiezo a soñar despierta no tengo límites. Me parece que todo es posible. Me olvido del excitante presente y empiezo a trazar firmes esbozos en un futuro que yo siempre creo brillante... Que sí, que ya lo sé, positivismo obsesivo-compulsivo. Enfermizo. Pero inevitable.

Y, sí, pienso en mi espléndido futuro. Aunque, no me entiendas mal, cuando digo "espléndido", no quiero decir "trabajo, coche, casa y botellas de vino caro", no. Cuando digo "espléndido", quiero decir "contigo".

Empiezo a dibujar en mi mente un pisito mal pagado en Barcelona, poca comida en la nevera, un sofá viejo y un montón de libros en el suelo. Una guitarra y alguna botella de vino no muy caro de vez en cuando. Cine una vez al trimestre y viajes improvisados con poco equipaje. Y besos, caricias y buen sexo...

Y de pronto despierto sin aviso. Qué susto. Y qué chasco, estaba en lo mejor... Veo mis apuntes de Grandes obras de la literatura univesal. Ya ni recuerdo qué estaba imaginando. Esto me pasa por subestimar a la luna llena (o a la Voll-Damm).

Aunque, tranquila, esto solo me pasa de vez en cuando. La mayor parte del tiempo me es completamente imposible ocupar mi mente con estos esbozos de futuro. El excitante presente eclipsa todo lo demás. Pero, no me entiendas mal, cuando digo "excitante", no quiero decir "fiestas cada noche en la terraza", no. Cuando digo "excitante", quiero decir "contigo".

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